Como un narrador de datos formado en Silicon Valley, observo cómo el precio de Bitcoin se confunde con ruido algorítmico. El valor real no está en los números, sino en la confianza que ellos ocultan.

Descubrí cómo mi reserva en BTC desapareció no por un colapso de mercado, sino por una regulación silenciosa. Una apuesta de €11M en custodia centralizada que rompió la confianza descentralizada. Sin hype, solo lógica fría y un adiós a la ilusión.

Como observador impulsado por datos, he visto cómo los movimientos emocionales del mercado ocultan verdades profundas. Los números no son precios: son susurros de un sistema que olvida su alma.

Un analista de blockchain formado en MIT observó cómo 410,74 billones de tokens SHIB se quemaron no por error, sino como una protesta silenciosa contra el control centralizado. Esto es poesía en código, no matemática financiera.

Analizo cómo los datos de la cadena revelan una verdad silenciosa: el 97% de los proyectos DeFi no mueren por fallos técnicos, sino por una ética olvidada y una confianza manipulada. Lo que no se ve es lo que realmente importa.